Puebla cuenta con uno de los centros históricos más antiguos del país, declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO, alberga edificios representativos de la historia fundacional de la ciudad. Entre ellos se encuentran sus barrios antiguos, lugares enmarcados por capillas y parroquias, y que forman parte de la herencia cultural.
Hablar de los barrios poblanos implica hablar de tradición y del inicio de la vida urbana en la capital, por lo que se trata de la esencia y el corazón de la ciudad. Sus costumbres, fiestas religiosas e identidades colectivas se han preservado, resistiendo el paso del tiempo. Sin embargo, no ha ocurrido lo mismo con las fachadas de sus viviendas, pues es el mismo paso del tiempo quien ha desgastado los muros, cambiando la vista que alguna vez tuvieron.
Dada la intención de rescatar su belleza arquitectónica y preservar la trascendencia histórica y social que poseen, a principios de este año surge el proyecto Osel, que junto con el gobierno municipal ha pintado aproximadamente 290 fachadas de los barrios del Alto, la Luz, Santiago y San Antonio.
Por supuesto, estos edificios representativos que cuentan con tantos años de antigüedad han sido tratados con el cuidado debido, pues al ser muros por los que ha pasado tanto tiempo, sus necesidades de recubrimiento son muy específicas, por lo tanto,se aplicaron sobre ellos pinturas hidrofugantes, esto les permitirá respirar contra las humedades que acarrean sus años de construcción.
Tanto para pinturas Osel como para el Ayuntamiento de la ciudad, es importante conservar y realzar la belleza de las fachadas que forman parte del primer cuadro de la ciudad, además de preservar su riqueza cultural,por lo que su compromiso social se hace presente en este proyecto cuyo propósito más importante es contribuir a los cuidados que requieren estas viviendas que guardan tantas historias.